El estrés puede provenir de cualquier situación o pensamiento que lo haga sentir a uno frustrado, furioso o ansioso. Por su parte la ansiedad es un sentimiento de miedo, desasosiego y preocupación. La fuente de estos síntomas no siempre se conoce pero si se puede considerar que la forma acelerada de la vida actual contribuye a generar este tipo de problema tanto en la mente como en el cuerpo del hombre moderno. Muchas personas suelen somatizar esta situación agobiante, tanto que pueden experimentar dolor abdominal, dolores de cabeza frecuentes, dolor o tensión muscular, que en este caso es quizá el síntoma más notable para comprender que si aumenta la rigidéz en zonas generalmente más propensas (espalda, cuello, cervical, brazos, hombros, cintura etc) hay un cuadro de estrés más profundo. Porque también es honesto decir, que un estrés moderado, es decir más bien el impulso de hacer algo en determinado tiempo y no acumular tareas o estirar situaciones, nos permiten salir adelante en nuestros quehaceres o metas de la vida, pero una vez que la sensación aumenta y se convierte en un sentimiento diario, casi crónico, es hora de detenerse un poco y tratar de transformar eso que nos está disminuyendo la calidad de vida.
Prácticas como el Yoga o Reiki, son esas disciplinas o terapias alternativas que están a dispocisión del hombre desde hace muchos siglos (milenarias) y que hoy por hoy han vuelto a surgir o se les ha dejado participar de manera importante en las posibilidades saludables para combatir estas nuevas enfermedades del ser humano. Si bien muchos siguen mirando de forma peyorativa (menospreciando) e ignorante, rotulando quizá bajo la idea de "es una religión más" " es una creencia u otro plascebo", hay un nuevo interés por utiilizar otros caminos para la búsqueda del bienestar ya que poco a poco nos hemos dado cuenta de que la medicina científica no tiene siempre todas las respuestas.
Para comprender un poco más en que ayuda la aplicación de estas prácticas en la vida, se debe recordar o saber que cuando se está muy estresado, hay un aumento en la frecuencia cardiaca, por ende la respiración aumenta, aparecen quizá episodios de sudoración o temblores (en los casos más severos) y todos estos síntomas generan un alto impacto en el cuerpo que de manera paulatina nos va convirtiendo en seres no solo físicamente atrofiados si no mentalmente (o sentimentalmente) ansiosos e insoportables para los demás y nosotros mismos. Así las actividades diarias de la vida, se tornan en un sufrimiento constante, el ir y venir un motivo de mal humor, trabajar, estudiar, cumplir, llegar a fin de mes... etc.
El yoga por su condición de disciplina psico-física, abarca la parte corporal partiendo de aprender a respirar, algo totalmente naturalizado por todos pero que una vez se observa la diferencia entre una y otra forma de hacerlo, se nota un cambio en el proceso de inhalar y exhalar, tranquilizando el ritmo cardiaco, entrando así en una concientización de nuestro motor de vida. Por otra parte, la eslongación comienza a descontracturar poco a poco las zonas afectadas donde generalmente se hacen nudos rígidos de tendones contraídos, de alguna manera "desatando" aquello que está obstruido. Pero no solo se trata de relajarse, si no también de tonificar y comenzar a utilizar articulaciones que no siempre se tienen en cuenta, activar zonas dormidas, haciendonos verdaderamente dueños de nuestro cuerpo. Es así como comenzamos a sentirnos más cómodos y por lo tanto la mente puede hacer una pausa para concentrarse en lo que está ocurriendo a nivel físico, por ende y con ayuda también de la meditación, esa parte intangible de nosotros, disminuye su agitada actividad y puede adentrarse en momentos profundos de relajación. Mismo sucede con el reiki pero de esto ya hablaremos en la segunda parte.
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Exitos! Shanti.